lunes, 21 de abril de 2014

Argentina una dura advertencia.

ACERCA DEL PARO DEL 10



El jueves 10 Argentina vivió la segunda huelga general nacional sufrida por los gobiernos kirchneristas. El país se paralizó aunque la huelga fue convocada sólo por tres de la centrales sindicales (éstas son cinco) porque los reclamos son muy populares: aumentos de salarios  mayores que la inflación, supresión  del impuesto a las ganancias para los que ganan menos, aumentos a los jubilados, libertad a los presos por motivos sindicales y anulación de la cadena perpetua a tres dirigentes petroleros condenados por hechos producidos durante un conflicto gremial.



11 de abril de 2014.-
Por Guillermo Almeyra

Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, las capitales de las diversas provincias y, las ciudades importantes, tuvieron mucha menos actividad que durante un feriado importante y sus calles estuvieron vacías. Los trenes, los subterráneos, el transporte colectivo, la recolección de basura, el transporte de mercancías, los puertos, las gasolineras, los servicios aeronáuticos pararon. También lo hicieron el sindicato de gastronómicos (hotelería, restaurantes, bares) y, los trabajadores del Estado lo que impidió el funcionamiento de gran cantidad de escuelas y de los hospitales en los cuales hubieron guardias mínimas, mientras los bancos funcionaron con el escaso personal que quiso concurrir en automóvil, pero sin los cajeros automáticos,  pues el reaprovisionamiento en dinero depende del sindicato de camioneros y buena parte del comercio minorista cerró por falta de empleados o de clientes. Los sindicatos industriales “grandes”(metalúrgicos, mecánicos automotrices, alimentación, gráficos, por ejemplo) no pararon, pero sí lo hicieron por resolución de asambleas, los obreros de muchas grandes fábricas afiliados a ellos (como FIAT en Córdoba, Kraft , del ramo alimentario, Ford, o los talleres de grandes diarios, como La Nación).

El paro fue convocado por la Confederación General del Trabajo de la República Argentina, dirigida por el camionero peronista de derecha Hugo Moyano o  CGT Azopardo (por la calle donde tiente su sede), la CGT “Celeste y Blanco”, cuyo secretario es el dirigente gastronómico, también peronista de derecha, Luis Barrientos, famoso por su corrupción, y por la Central de Trabajadores de la Argentina, secretaria Pablo Micheli, de centroderecha y al mismo adhirieron los partidos y agrupaciones sindicales de izquierda, a pesar de su repudio a esos dirigentes, a los que califican de burócratas corruptos ligados al proyecto electoral de la derecha peronista antikirchnerista. La CGT Balcarce, oficialista, dirigida por el metalúrgico Antonio Caló y la CTA secretaría Hugo Yasky, dirigente kirchnerista de los maestros, no adhirieron al paro que, sin embargo, fue acatado por gran cantidad de sus afiliados. Los partidos de izquierda hicieron piquetes en todas las vías de acceso a Buenos Aires pero esos piquetes, que los dirigentes burocráticos de las centrales organizadoras del paro condenaron, no impidieron en realidad la entrada en las empresas ya que la huelga de los ferrocarriles, del subterráneo y el transporte colectivo y de otros servicios (judiciales, escolares, por ejemplo) redujo drásticamente el número de trabajadores y de automovilistas que normalmente hubieran ido a trabajar. El primer ministro Jorge Capitanich atribuyó el indudable éxito del paro general a la supuesta amenaza de los piquetes obreros y a la huelga del transporte  pero, en realidad, muchos afiliados a gremios con dirección oficialista que decidieron trabajar  simpatizaban con los motivos del paro general y aprovecharon  el argumento de los piquetes y de la falta de transporte para quedarse en sus casas “por razones de fuerza mayor” cobrando sus salarios normales.
El gobierno, por boca de Capitanich y de los charros de los sindicatos kirchneristas, declaró que el paro, aunque total, se debía a que había sido “un gran piquete nacional con un paro de transportes” y agregó que la izquierda había escogido como líder al gastronómico Luis Barrionuevo, agente de la candidatura peronista derechista de Sergio Massa. La izquierda anticapitalista –organizada en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores- declaró al respecto que repudia a Barrionuevo y a Moyano y condena sus objetivos políticos y llevará adelante los objetivos justos del paro pero evitando que éste sirva a los intereses de Massa, de Macri o de los opositores derechistas al kirchnerismo. Éstos, como Clarín o La Nación o los dirigentes agrarios, coincidieron con el gobierno y con Barrientos, Moyano y Micheli en la condena a quienes formaron piquetes pues temen un desbordamiento obrero y por la izquierda de una acción gremial de presión a la que pretenden mantener solamente en el campo del debilitamiento del gobierno para sacar provecho electoral en los comicios presidenciales de 2015.
El éxito de la huelga del 10  sobre todo se debe  apoya en el triunfo de la huelga nacional de 17 días de los maestros que mostró que se puede derrotar el intento gubernamental de rebajar los salarios reales, y también por el gran crecimiento electoral de la izquierda clasista y por la unificación de los sindicatos, agrupaciones sindicales y fábricas combativas cuyo número crece  tanto en las centrales sindicales kirchneristas u opositoras.
 En la huelga general del 10 se unieron motivaciones opuestas: la antigubernamental pero anticapitalista, de una izquierda política y social creciente, y la  del sector más importante de las clases dominantes que quiere debilitar al gobierno también capitalista pero  cuyo distribucionismo  y asistencialismo le parece caro y peligroso. Esa coincidencia fue transitoria y el principal ganador con la huelga no fue la oposición ultraderechista, que obtuvo una victoria a lo Pirro, sino la descontenta izquierda social. Los próximos paros generales lo demostrarán. 

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