martes, 12 de julio de 2016

Los docentes no quieren evaluación.

Ademys dice NO a la “cultura de la evaluación”
Desde Ademys queremos expresar nuestra enorme preocupación ante las evaluaciones que se vienen tomando y se están proyectando para alumnos y alumnas de tercero y sexto grado en diferentes distritos de la ciudad. Según nos han informado, se trata de una iniciativa consensuada entre supervisores/as, que consiste en la utilización de un mismo instrumento evaluativo para todas las escuelas afectadas. 
Concretamente, en las últimas semanas se ha distribuido en un conjunto de escuelas primarias una evaluación de Matemática y Prácticas de Lenguaje. Su formato es estándar (igual para todas las escuelas) y se exige a las y los docentes su implementación. Decir estándar necesariamente quiere decir que se hace de manera descontextualizada. No se toma en cuenta qué temas o proyectos se venían trabajando en cada lugar, qué objetivos se había planteado el docente para este período (dentro de un plan anual), qué contenidos se abordaron y cuáles todavía no, qué características tiene cada escuela y cada grupo de alumnos. La llegada de esta evaluación, de hecho, ha sorprendido a muchos docentes, y se les pide sin previo aviso que interrumpan la implementación de su planificación anual para aplicarla. Los alumnos pasan así de ser sujetos de aprendizaje a objetos de evaluación. Además, se exige a los docentes la tabulación de los resultados que obtenga cada alumno/a en cada ítem, según “claves” de corrección preestablecidas. Tengamos en cuenta que en la evaluación de cada estudiante se exige que diga la escuela, el grado y sección.
Por todo lo dicho, y más allá de la intención explicitada por algunas supervisiones escolares, vemos muchas similitudes entre la presente evaluación externa (sin participación docente) y la estandarizada que hace años quieren imponernos desde el gobierno. 
Desde Ademys rechazamos este tipo de plan evaluativo que difiere de la evaluación de procesos de enseñanza- aprendizaje, que es lo que entendemos que realmente sirve para revisar nuestra práctica y la de nuestros estudiantes en pos de enriquecerla, de realizar los ajustes necesarios y también para poder valorar juntos/as todo lo realizado. 
Pero además de la modalidad evaluativa -estandarizada y externa- nos preocupa sobremanera que hasta el momento no exista en nuestras escuelas una respuesta clara a una pregunta fundamental: ¿para qué se está evaluando a nuestros alumnos? Concretamente, ¿qué esperan saber y con qué fines serán utilizados los resultados? 
Entendemos que las supervisiones tienen la posibilidad de realizar valiosos aportes (que en muchos casos realizan esforzadamente) en cuestiones pedagógicas: jornadas de trabajo reuniendo a los compañeros de cada distrito, promover capacitaciones en servicio, socializar materiales y experiencias de aula entre pares. Sin lugar a dudas, lo que será fructífero es, justamente, promover más espacios de intercambio y trabajo colaborativo, tan necesarios en nuestras escuelas atravesadas por la multiplicidad de problemáticas y el vaciamiento que ejerce el gobierno. Desde Ademys somos impulsores y defensores de dichos espacios, sin los cuales cualquier evaluación puede tornarse artificial. Como sindicato, propiciamos los ámbitos de elaboración, seguimiento de proyectos y evaluación entre pares; mecanismos que tomen en cuenta la participación de la docencia como protagonista y la realidad de cada escuela y cada distrito. Y por supuesto, con propósitos claros y previamente explicitados para todos los actores involucrados, entre otros, la fundamentación y los objetivos de lo que se hace. 
Para finalizar queremos plantear que más allá de las honestas intenciones que pensamos tienen muchas supervisiones, que consideran que este plan puede servir para mejorar la educación y oponerse a los dispositivos del Instituto Evaluador, entendemos que no hace más que preparar involuntariamente el camino, naturalizando esta modalidad evaluativa, para que el gobierno logre implementar lo que hace tantos años intenta y no ha podido por la resistencia docente: la evaluación estandarizada y externa para establecer un ranking de escuelas. Esto de la mano de la evaluación docente de carácter punitivo, que atenta contra la estabilidad laboral. Estos propósitos del gobierno traerían una serie de consecuencias nefastas, como lo demuestran las experiencias que se han realizado en países como Chile o México, entre otros. Hace años que desde nuestro sindicato venimos investigando seriamente este tema y hemos publicado diversos documentos al respecto. En junio presentamos un análisis frente a la creación del ente evaluador nacional, que convocamos a releer pues lo que entonces planteamos es el marco desde el cual rechazamos las evaluaciones que hoy están en marcha.
Por todo lo anterior, entendemos que como sindicato debemos señalar que pese a contar con el respaldo de muchos compañeros supervisores, el presente esquema de evaluación es errado, y (se perciba o no) comparte rasgos con la evaluación que el propio gobierno pretende impulsar. 
Rechazamos todo tipo de evaluación externa y estandarizada porque decimos:
No a la “cultura de la evaluación” que quiere imponer el macrismo.
Exigimos capacitaciones en servicio, creación de ámbitos sistemáticos de intercambio por ciclo, por escuela y por distrito, planificadas atendiendo a las necesidades reales de las escuelas.
Reformulación de la jornada laboral.
Mayor presupuesto para la educación pública.

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