lunes, 20 de agosto de 2012

Centenares de desempleados en Mar del Plata.


 
Son las fuentes laborales perdidas en los últimos 18 meses en la industria del principal puerto pesquero nacional, según registros del propio SOIP. La erosión de rentabilidad que vienen denunciando los actores principales de la industria pesquera marplatense desde hace más de dos años se siente con más crudeza en las calles donde late con sobresaltos el corazón del circuito productivo. La radiografía planta por planta de todos los obreros que salieron del sistema. De acuerdo a datos reportados por el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP), en los últimos 18 meses casi mil trabajadores han perdido su lugar en el escenario cotidiano donde la industria intenta sobrevivir al temporal de bajos precios y altos costos.
“Veníamos con problemas pero aumentaron significativamente a partir de la medida de fuerza del SIMAPE”, reconoce Cristina Ledesma, secretaria General del SOIP. Desde hace más de tres meses la dirigente se ha convertido, sin quererlo, en una experta en emergencias para distinguir lo urgente de lo importante.
Desde que el SIMAPE jugó sus cartas a recuperar su personería gremial y abortó el flujo de materia prima, las crisis en las mesas de corte se sucedieron casi en simultáneo. Se cree que 50 mil toneladas no se desembarcarán este año en la estación marítima local fruto del reciente conflicto. Esto generará mayores obstáculos para quienes intenten reincorporarse al sistema.
En el SOIP no hacen cálculos. No hay tiempo. Debe contener a los que necesitan un bolsón de comida que todavía no llegó. Los peces que no se pescaron es una figura intangible. Ellos deben lidiar con los brazos caídos y los cuchillos enfundados.
La pérdida de las fuentes laborales no reconoce diferencias dentro del gremio. Las gotas de la canilla de despidos mojan a los trabajadores de pequeñas y medianas empresas, cubiertas dentro del anexo PyME del convenio colectivo 161/75, como a los de cooperativas, más o menos en regla.
Tampoco desde el sindicato hacen distinciones a la hora de defender los derechos laborales de los obreros. En una de las computadoras del gremio figuran las últimas víctimas que han tenido que salir a rescatar. A veces con diálogo y, casi siempre, con gomas encendidas.
Rescatar es negociar una salida casi siempre desventajosa para el trabajador. “Apenas reciben una cuarta parte de lo que les corresponde, y en tres cuotas. Es eso o tener paciencia para enfrentar un juicio laboral”, dicen en el gremio, mientras revisan la computadora en busca de más “arreglos”.
El puerto marplatense se va normalizando con modorra, fruto de la falta de combustible pero también de incentivos para salir a pescar. Pero en el SOIP las dificultades no desaparecen como los barcos del muelle.
“De los barcos que zarparon algunos están con el langostino y otros están yendo a magrú, que se destina a la conserva. Muchas plantas siguen sin convocar a trabajar”, reconoce Leonardo Ramírez, de la comisión directiva del gremio.
La nómina final de los casos relevados arroja una cifra de 948 puestos de trabajo perdidos en este último año y medio. En el SOIP aseguran que son más a partir de pequeños grupos de no más de cuatro o cinco trabajadores que arreglan su desvinculación y no queda registro en el sindicato.
El número que encabeza cada uno de los siguientes párrafos indica las fuentes laborales que se perdieron en cada establecimiento productivo. Algunos seguramente habrán podido reinsertarse; en la industria y en el sistema de explotación. Otros en cambio habrán sido excluidos para siempre y será necesario un programa de reconversión laboral serio.
Para devolverlos al circuito productivo, con la certeza de que con trabajo recuperarán la dignidad.

RADIOGRAFIA DEL DESEMPLEO

180. Barillari llegó a un arreglo extrajudicial con los obreros que trabajaban en las 3 PyMES que había creado luego de presentar el concurso preventivo de acreedores. El último grupo abandonó la planta cuando cortaron los servicios públicos.
15. Cafiero y Polio. El frigorífico de Francisco Romano arregló con la mitad de los trabajadores de la cooperativa “Bruma de Mar”, que tomaron la planta por casi dos meses. El resto fue indemnizado.
40. La PyME “Chiarco” procesaba materia prima para la empresa Unipesca, de capitales chinos.
78. Costa Brava se desprendió de 42 trabajadores que se nucleaban en la Cooperativa “La Familia” y de los 36 que había incorporado bajo anexo PyME en “Pesce”. Estos últimos siguen reclamando para que le reconozcan lo que percibían por fuera de recibo.
50. Fileteros que se agrupaban en la cooperativa “Mar de Pez” y que cortaba para la empresa “Ártico”, suspendieron actividades.
55. Peones y fileteros de la cooperativa “Romisol” que manejaba Hugo Cuello. Su principal proveedor, Francisco Romano.
30. Planta Neptuno donde intervenía la cooperativa “Coopecas”. Se desprendieron del personal en dos tramos.
40. Cooperativa “Primero de Mayo” dejó de procesar pescado para Frigorífico Il Sole.
65. Cooperativa Leo Fish manejada por “El Conejo” Piedrabuena. Lograron un reconocimiento por sus servicios de distintos proveedores de materia prima como “Ártico” y Frigorífico “Del Sud Este”.
45. Cooperativa Nueva Alianza que procesaba pescado que le “vendía” Baldino, según la abogada Gadea Rivera.
20. Cooperativa Catriel, que procesaba para Rubén Persini en la planta de Acha 1022.
25. Pomelo Guerrero se desprendió de sus trabajadores nucleados primero en “Darimar” y luego en “Tatore”. Ambas tenían a Il Sole como uno de los proveedores principales.
20. Domingo Helguero compraba pescado en muelle y dejó de procesarlo en una planta sin nombre, al menos en el SOIP no lo sabían, en Triunvirato y San Salvador.
40. Frigorífico Don Luis, del grupo Mattera, suspendió la entrega de pescado a Planta Uno, manejada por el “Negro” Figueroa.
12. Frigorífico Il Sole los dio de baja de su propia PyME “Chimex”.
12. Puerto Mignon. Procesaban dentro de su planta de Av. Edison y reclamaban registración.
25. El frigorífico Calimar dejó de aportar materia prima a una planta ubicada en Gianelli y San Salvador.
94. Diego Salvatore de Salfish SA bautizó de distintas formas sus emprendimientos cooperativos. “Ser”, “Nico” y por último “Propesca”. Cerró el frigorífico y no registró ni indemnizó a nadie.
30. Cooperativa La Esperanza y “El Curtel”, del hijo del “Negro” Figueroa. Dejaron de cortar pescado para “Unipesca” y para otra cooperativa: “El Chuli”.
65. Frigorífico “Los Marplatenses” se desprendió de los 30 obreros que tenían bajo anexo PyME y de 35 que estaban nucleados en la cooperativa “Libertad”.
15. Cooperativa “Mar Azul” que procesaba en Posadas y San Salvador, cerró sus puertas.
7. Pescadería La Barca, de Alberto Villaola; los fileteros se quedaron sin trabajo cuando el local cerró.

Fuente: Revista Puerto

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